“Paisaje sonoro”: Rectángulos de memoria y emoción

Un viaje. Un traslado multicolor, con múltiples estaciones que se dispersan a lo largo y ancho de un salón. Uno puede ser pasajero. O conductor. Todo reside en qué tan abierto esté el corazón y la memoria para ser parte de la nueva exposición pictórica de la creadora alemana, Uta María Stang.

“Paisaje sonoro” es el título que agrupa a las pinturas de autoría de la artista germana que engalanan nuevamente al museo histórico Gabriel González Videla de La Serena, y que hace unos días se inauguró para sumar nuevos pasajeros dispuestos a dejarse llevar por el poder evocador de cada cuadro.

Cuadros. O más bien rectángulos. O más bien, ventanas. Sí. Ventanas. Dispuestas a ser abiertas y fluir cálidamente junto los colores e imágenes que constituyen su esencia representativa. Ventanas que atestiguan este traslado. Como si el espectador fuera efectivamente pasajero de un tren que sube, baja, dobla y avanza por un cúmulo de emociones y parajes evocadores.

Y citar la palabra “evocar” no es un mero antojo. Cada rectángulo que contiene las pinturas y grabados de Uta María Stang resulta una inexcusable invitación a echar a andar la memoria y la imaginación. A quizá convivir con la inspiración primigenia de la artista, y concluir construyendo un nuevo todo mental. Un conjunto moldeado en base a trozos de recuerdos, a ensoñaciones presentes y a colores imposibles de pasar por alto.

En medio de esta paleta tonal, que encuadra diversas pinturas y grabados al hueco o aguatinta, aguafuerte y punta seca, existen -para el caso de quien firma estas líneas, entre otras, dos piezas que se graban a pie firme en la memoria. Para el primer caso, la pintura “Espejo de espigón”, que en tonalidades invernales se erige como un pedazo de gélida y blanquecina soledad. Como si la artista hubiese arrancado un paraje cercano al polo y lo condesara quieto y silencioso frente a la apreciación del público.

Y en cuanto a los grabados, “Encuentro en el puente” conduce a la fugacidad metafórica de una inusual conexión sobre una estructura fluvial, donde muchas veces, además de unir dos riberas distantes, se pueden concatenar dos almas furtivas. Quizá para el inevitable inicio de una historia conjunta, o bien, para un necesario y humano adiós, al son del eterno fluir que desfila bajo los pies. Un encuentro. Un abrazo. La soledad en ciernes. Todo podría ocurrir en ese puente.

En suma, este tren viaja. Pero también obliga a detenerse con atención en cada estación. Para palpar la melodía de las formas y trazos. Para degustar cada pasaje sonoro y trasladarse a las esferas que se deseen. Desprendiéndose de las certezas y arrojándose manso al devenir de lo probable. De lo que está por venir. O de la ya que ocurrió. Porque el trabajo de Uta María Stang, con la ayuda de quien aprecie cada recuadro con atención, permite desafiar al tiempo.

Sólo es cuestión de ubicarse en el punto de partida que se desee. Y desde allí, abrir el cofre de la imaginación desde la primera estación. 

Basta sólo con elegir la dirección y embarcar.

La transposición. El viaje, sin necesidad de un agrio jet lag, está garantizado para quien desee hacerse pasajero de este traslado creativo, y así, quebrar la rutina del horizonte.

La exposición “Paisaje sonoro” estará abierta, con entrada liberada, hasta el sábado 27 de junio de2015 en el  museo histórico Gabriel González Videla de La Serena. Horarios: Lunes a viernes de 10:00 a 18:00 horas, y los sábados y feriados de 10:00 a 13:00 horas.

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