Suave tensión

Yo tiro, tú aflojas. Un lazo esclavizante intenta guiarte donde tú no deseas. Y somos tensión. Somos debut, nueva dupla. Complemento neófito que aplana un nuevo camino con la distancia precisa para intentar erigir un todo. Te hablo, y aunque no oigo nada de vuelta a mis oídos, respondes. Estás allí. Yo a un lado. Dejamos atrás los árboles que demarcan la ruta. Se desvanecen lentamente, bajo el calmo brillo de la noche que nos congela y nos aplasta con su manto estrellado. Quizá tú también crees que somos un tren mínimo. Que el camino es la vía y que las ventanas de los costados son grandes. Por allí vemos. Por allí nos ven. Yo tiro, tú aflojas. Avanzo y continúas. Me miras y aprendes, mientras nos sentimos bien. Nuestras miradas se cruzan y algo parecido a la felicidad grita desde las pupilas. Nos agrada esa quietud. La soledad de la arboleda y el vacío que baila en las copas de los árboles. Quizá nos observa con envidia cuando emprendemos el retorno. Porque este trozo de tiempo no se conjuga en infinito. Debemos emprender el regreso. Y allí vamos de nuevo. De vuelta a casa, asentando el dúo, mientras diseñamos el paseo de los días que vendrán. Que seguramente asomarán con nuevos bríos para abrir su madeja de momentos. Seguro llenaremos uno así, igual que hoy. Ven acá. La memoria nos abre una ventana.Yo tiro, tú aflojas. Somos suave tensión. 

Comentarios