Hasta escasos minutos mi mente teñida de blanco no podia sintonizar en alta frecuencia.
Algo de calor y sueño tenian en tibio mis ojos y también mis ideas.
Pero sin querer, reparé nuevamente en un recuerdo que me motiva a teclear.
Mi vieja.
Hace unos días, producto de los contactos y 'pitutos' varios, conseguí inscribirla en un curso de alfabetización digital. Con él, según anuncian los expertos municipales, comprenderá aspectos básicos del uso de un computador.
Fijándome con más detenimiento, siento como una pequeña vuelta de mano de mi parte.
Claro, no seré yo quien la instruya, pero al surgir la oportunidad, pensé inmediatamente en ella.
Ella que junto con ser madre, sacrificó el ejercer su título universitario -que consiguió con altísimas calificaciones- por ser también mi profesora personal y mi instructura de vida.
Todo lo que sé, no sólo en el aspecto de aprendizaje escolar, se lo debo a ella.
Los buenos hábitos, aspectos morales, los límites. Todo llegó de su bondadosa y preocupada voz.
Vestirme, las tablas, dividir por dos, escribir en inglés, operaciones con decimales, conjugar verbos, cocinar arroz, hablar por teléfono, hacer sonar un casette en una radio, simplificar un ejercicio de física, dialogar antes de alzar la voz, amar en vez de odiar, entregarse por entero y tener fe en medio de la adversidad, etc.
Se me aprieta la garganta al enumerar sólo algunas cosas.
Soy su fiel reflejo en tantas cosas.
Y ese reflejo aun no cambia para los dos.
En medio de un nuevo verano caluroso, sé que ambos recordamos con especial dulzura las largas caminatas -cada santo día- a la playa en tiempos de 'hijo único'.
Porque con tal de hacerme feliz con uno de mis principales placeres, ella estaba dispuesta a todo. Sin importarle que debía llevarme cocaví y calentar agua en ollas por la falta de calefont en plenos y conflictivos años '80.
Hoy el agua de mar le da frío, y ya no tiene que enseñarme los ramos con dudas ni revisarme las tareas.
En el hoy, transfiere su infinito amor preparándole su postre favorito a su primer y único nieto.
Él es su pleno sol ahora. Y aquello me conmueve infinitamente.
No tenemos tiempo ahora para caminar a la playa. Pero a mi me queda mucho tiempo para intentar devolver lo que aun me sigue dando.
Este curso es apenas un eslabón para empezar.
Ahora yo seré profesor y ella alumna.
Tengo que prepararme para 'enseñar'...
No sé cómo en realidad.
Creo me basaré en ella...
Comentarios
Un beso
es bello enseñar... ahora que soy oficialmente profe artes me da un gustito aquello...
besos y saludos, bello el texto para tu madre...
las mamás nacen sabiendo enseñar, yo creo. si no, no me explico que lo hagan tan bien. y esa paciencia de santas...
besos.
suerte en tu camino de profe.
He andado suuper desaparecida de Blogs... pero bueno, paso a dejarte un saluuudo, a ver si me agregas a msn, para conocer algo más de ti, hablar un poco más.
un abrazo!
yo creo k tu mama te debe requete adorar tambien....tanto como tu a ella...
linda experiencia compartiste
:*
se nota que fue una buena enseñanza, mis felicitaciones a ella.
y a ti porsupuesto, que aprovechas el tiempo, y a diferencia de muchos, te preocupas por los demas y sabes valorar a las personas!
saludos.
Creo que todos en en fondo
buscaMos
agradecer de alguna manera los que nuestraS madres hacen por nosotros
bello bello
saludos razonypiel