Preferí leer

En medio de mis constantes inquietudes y un repentino y desagradable olor que se clavó en mi olfato hasta hoy, sentí ayer tremendas y llamativas ganas de leer.
Quizás fui azuzado por los programas noticiosos que recordaban el día del libro. O por una entrevista realizada a una novel escritora en una estación radial.
Entonces recordé aquellos libros que aún aguardan porque los concluya de una vez.
Uno que recopila cuentos de autores latinoamericanos; otro que relata la vida (entiéndase paso de varias décadas) de un tipo que es hincha de un club de fútbol inglés, mientras reflexiona acerca de la búsqueda de un padre ausente; más otro, del que llevo poco más de la mitad, y que repasa con ojo periodístico algunas oscuras y ocultas historias de nuestro vilipendiado balonpié nacional.
En fin.
Ninguno fue tomado por mí al final.
Más bien, tanto deseo de lectura me llevó a recordar los primeros libros que de forma curiosa leí en mi infancia. Marcada por un buen aprovisionamiento de lectura de parte de mi padre, quien intentó dotar a mi hogar de variadas colecciones de novelas y clásicos, pensando siempre en que nada me faltara a la hora de responder a la 'lectura obligatoria escolar'.
Sin saberlo, ese pequeño gesto hizo que se forjara en mi un marcado gusto por escudriñar historias ajenas transcritas a papel.
Y ayer, mientras escuchaba la alocución del orador principal (chileno) de una ceremonia conmemorativa del día del libro por parte de la representación de Marruecos -que hace muy poco se asentó en mi ciudad-, pensé en que nunca he sido un gran lector, pero sí un buen consumidor de historias.
Porque claro, hasta el día de hoy el poder de la comprensión me abandona y debo releer varias veces un mismo párrafo, pero sin embargo, es en algunos pedazos de libros, hojas, párrafos y sencillas oraciones que he encontrado muchas veces escrito lo que en variadas ocasiones he querido decir.
Recordé entonces cómo intentaba recrear la forma de conquista de Tom Sawyer con mi enamorada de cuarto básico. Ella no entendía nada de lo que hablaba mientras yo insistía en recrear el cortejo de aquel díscolo niño gringo hacia su objeto de adoración femenina de turno.
Fue una de las primeras identificaciones que logré encontrar en viejas páginas.
Aunque lo libros que hoy pasan frente a mí son menos que en la niñez, sigo manteniendo un aceptable gusto por la lectura en general, llámese diarios, revistas, suplementos, etc.
Y quizás fue todo 'culpa' involuntaria de mi viejo.
Que nada sacó con desear en mí a un exitoso ingeniero con el futuro asegurado.
Porque con tanta colección de libros que adquirió, era imposible que algo del gusto por leer se quedara en mí.
Y claro. No toda carrera basada en letras te da precisamente el mejor retorno económico para subsistir.
Pero con números y ecuaciones por obligación, no me imagino con la cara colmada de felicidad.
Como muchas veces la he palpado al hacer parte de mí un nuevo relato transcrito en papel.

Comentarios

Princessa dijo…
Ojala todos pudieran dedicarse a trabajar en lo que les gusta. Independiente del status o el dinero que se gane. Pk trabajar en lo que a uno le gusta es un privilegio en estos tiempos.
Abrazos
Lucy dijo…
Jajajaja y me rio por el asunto de Tom Sawyer, se me vinieron a la mente las pecas y el color zanahoria de su cabello, he visto fotos tuyas de niño y ni cerca, jajaja.
Pero sobre leer, muchas veces me he sentido identificado con frases historias y sentir que salen de los libros.
Me gusta leer, uno evade con nuevas historias y lugares.
Un besote...
carolita dijo…
te entiendo tanto. yo me acuero cuano leí "un lugar para katrin" y me despertaba en las noches sin hacer ruido a ver si encontraba a mis muñecas levantadas y conversando...

quizá si no fuera por los liibros yo siempre dabría distinguir entre fantasía y realidad y mi vida sería bastante más fome.

besos!
Elvirina dijo…
esta bien no te diré más "UD"...que historia su historia, a mi me gusta mucho leer, los relatos son sabrozos, le dan un toque a la vida un sabor dulzón...me gusto lo del cortejo a la niña, eso es genial, en cuarto básico, que hubiera dado yo por eso...ahora seré asexuada...saludos y besos afectuosos...xausito
Carla dijo…
Me hubiera gustado harto que en el dia del libro se hubieran regalado (o por lo menos rebajado) en las librerías...hubiera sido interesante..

Tb me gusta leer, y jutsamente hoy una compañera me dijo q iba a prestar un libro ( mep parece q era Cohelo)...

Hace rato q no leo, y el colegio nunca me gustó. En verdad no me gusta lo obligado.

Disfruta tu lectura.

Un beso.
verónicabas dijo…
Hola!

Yo no he leido muchos libros en mi vida, pero leo bastante... es medio raro.

Espero estar enferma en cama un buuuueeennn tiempo para poder ponerme al dia con todos los libros que tengo pendientes!... jijiji!!

En mi casa la que lee mucho es mi mamá, se devora las revistas, no se si eso cuenta... jejeje!

Saludos!